viernes, 29 de noviembre de 2013

Llegando el final

29 de noviembre.

Veintinueve. De Noviembre. Es decir que estamos a 30 y pocos días de que el 2013 se termine.
Siento que el año se me pasó volando, ¿qué onda? Miro de reojo el calendario y pienso que me está cargando. No puede ser. Alguien me arrancó hojas o algo y en realidad estamos en septiembre.

Pero salgo a la calle y las vidrieras ya están atestadas de adornos navideños. Algunos son de esos aberrantes que evocan la nieve, ¿cuándo venderán cosas para una Navidad realmente argentina? ¿Será que viviré para ver la revolución nacional de Papá Noel?

Y mi mejor amigo está acá, paseando por las provincias. Siento que fue hace pocos días que me dijo que venía para acá, y yo como una presa tachaba los días que faltaban para verlo. Y llegó, y llegó ese abrazo que estuve esperando dos años, y ya es como si nunca hubiera pasado nada. ¿No es genial esa sensación con ciertas amistades? Dos años sin vernos las caras, y tras un hermoso abrazo, me siento a charlar y tomar mate con él como si nunca se hubiera ido.

Se me acerca el final de pastelería y, sin miedo a quemarlo, la felicidad por tener mi primer título no secundario de algo. Y algo que me gusta mucho, y que me encantó cursar. Y también se me acerca el curso de ingreso a la facultad.

¡Ay 2013! ¿Qué te pasó? ¿Te tomaste el buquebus rápido? ¿Dónde quedó el Otoño? ¿Dónde quedaron las hojitas para pisar en las veredas?

29 de noviembre. Que lo tiró.


lunes, 25 de noviembre de 2013

Vida de perros

Siempre noto que hay algo que el ser humano no tiene sencillo entre miembros de su misma especie, y es esta cosa de compartir. ¿Cuántas veces estamos comiendo algo, y al recibir un pedido de otra persona, medio que nos fastidiamos? ¡Incontables!


A menos que uno sea un ser de gran corazón, en general es un poco rompe bolas que te vengan con el mangazo jussssto cuando a vos se te ocurre disfrutar de algo. Sea una galletita, sea una papita, cualquier cosa.

Pero... ¿Y si es un perrito el que te viene a pedir? ¿Eh? Aunque sea tu alimento favorito, ¿sos capaz de negarte a esos ojos enormes y esas cejas divinas que tienen los perros, ideales para manguear comida?

Si me decís que "sí", es que no te gustan los perros. Pero para el que es perrero...estos bichos la tienen fácil. ¡Servida en bandeja!



Estúpidos y hermosos perros.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Literario

Hace un tiempo que veía libros de este señor, Haruki Murakami, en las librerías por las que suelo rondar. Las descripciones me llamaban la atención pero, por un motivo u otro, nunca me terminé de decidir a comprar ninguno.
Mucha gente me venía diciendo que escribía bien, y después de la última vez que leí de alguien que dijo que era un muy buen escritor, la curiosidad finalmente despertó en mi y me compré una trilogía llamada "1Q84".

El primer libro tiene incluidas las dos primeras novelas de esta trilogía, así que por ahora solamente voy a opinar sobre la primera, que es la que terminé recientemente.
La historia versa sobre dos personajes -Tengo y Aomame- que lo único que tienen en común realmente es que en algún momento la vida los puso en el mismo camino cuando eran pequeños, pero de grandes cada uno se dedica a cosas diferentes y, por el momento, no tienen contacto.
Tengo es un profesor de matemáticas a quien le encanta escribir y quiere dedicarse a ser novelista, y Aomame es una instructora de gimnasia que también trabaja de asesina por encargo. Dos personajes, totalmente diferentes, pero que tienen algo en común que, de alguna forma, los une.

Debo decir que estoy sorprendida por lo atrapante que resulta la escritura de Murakami. Todo está escrito de forma maravillosa, todo es encantador e interesante, desde el pasado de los personajes a sus pasatiempos, lo que les gusta hacer, lo que no, las personas que los rodean. Tiene un don para contar historias.

Ya empecé a leer la segunda novela, y ya me atrapó. No puedo esperar a ver cómo sigue la historia.

¡Muy recomendable!

viernes, 8 de noviembre de 2013

La caducidad obviada

Puedo llegar a entender esta obsesión con la juventud, que nos de miedo envejecer, que debe ser terrible un día mirarse al espejo y ver una cosa arrugada y deshecha como si la vida se estuviera riendo en la misma cara de uno. Pero lo que no entiendo es como esa obsesión lleva a la gente, especialmente a las SEÑORAS, a realizar aberrantes actos en búsqueda de "parecer" jóvenes.

Por más silicona que te mandes en la cara, uno no es boludo. ¿No se dan cuenta que así estén rellenas de plástico y tengan los cachetes salidos para afuera se nota que son viejas? ¿Sus espejos son distintos a los míos? Porque no es que una piensa "Oh, ¿60 años? ¡No se te nota!" ¡LAS PELOTAS! No sólo se nota, sino que queda espantoso.

En el gimnasio me toca ver cada estropajo que, tranquilamente, podrían filmar una película de terror ahí adentro. Me gusta aprovechar las mañanas porque sé que los aparatos están casi vacíos (no así la pileta, que con esa "aquagym" siempre está hasta las bolas), pero termino con los ojos cruzados de las cosas que me cruzo. Porque encima, no sólo es que se visten como si tuvieran 20 años (y claramente NO), sino que cuando se están cambiando en el vestuario andan en pelotas por la vida como si tuvieran un cuerpo que mostrar al público.

Disculpe señora, pero si alguien le pidió que ande mostrando su pasa de uva arrugada, no fui yo. ¿Me haría el favor de ponerse la bombacha y el corpiño adentro del recinto de ducha, antes de salir, como dios manda?

Entrar al vestuario es, por lo menos, cruzarse con un ojete arrugado al aire. Hay una señora en particular que es la más desagradable de todas, porque no solamente está arrugada como una bolsa de nylon a la que le agarró la lluvia, sino que encima abusa de la cama solar y del maquillaje. Es una mezcla de estos dos personajes:

Izma, de "Las locuras del emperador"

Magda, la vieja desagradable de "Loco por Mary"
 
¡Se imaginan ya el bochorno que es esta señora! Para que se den una idea, una vez una amiga se la quedó mirando, con el ceño fruncido como si intentara entender algo, a lo que yo la ayudé: "No te gastes en buscarle la razón, ESA es su espalda, así arrugada como la ves".
 
A VER SEÑORA, LAMENTO QUE NO LE GUSTE SER VIEJA. Todos vamos a ser viejos en algún momento, todos tenemos fecha de vencimiento. ESO NO QUITA QUE USTED TENGA DERECHO A VESTIRSE COMO MARRANA EN CELO. ¡Vaya a su casa a preparar galletas y dejarse de joder! ¡SE CALMA SEÑORA!

sábado, 2 de noviembre de 2013

New life

A sólo 3 días de cumplirse un mes desde que estamos en la casa nueva, muchas cosas han cambiado respecto de nuestra vida anterior.

Lo mejor de todo es que podemos tener a la negra acá en casa.

Los primeros días de su vida con nosotros fueron medio desastrosos, llevándome a sentir el temor de que quizá hice mal en hacer toda esta movida para que viviéramos los tres juntos. Pero después me di cuenta que la que estuvo mal fui sólo yo, pues no fue buena idea que la perra empezara su vida con nosotros mientras nos estábamos mudando. Ese fin de semana de mover cajas, acomodar cosas, ordenar, este departamento era caótico. Katrina un poroto. Había pensado no traerla, dejar pasar unos días para que se acomode todo y ella pudiera disfrutar la casa pero hete aquí que mi hermano no tuvo mejor idea que traérmela el mismo sábado que comenzamos a mudarnos. Había tan poco lugar que ni tenía donde echarse a descansar un poco.

Fue una primer semana medio malosa para ella. No se acostumbraba a la casa, no sabía cuál era su lugar, cada vez que un vecino pasaba por la puerta (este edificio tiene 4 departamentos que se comunican con un pasillito común) se ponía loca a ladrar y gruñir, cualquier ruido la despertaba y la sacaba, no quería comer, en fin: un bochorno.

Por suerte el tiempo -y buenas personas que me dijeron que tuviera paciencia- acomodó todo, y hoy ella está más contenta que nunca, tanto en ésta casa como en la de mi mamá, donde se queda cuando a nosotros nos toca salir. ¡Un lujo! De no tener ninguna casa, pasó a tener dos, donde hay personas que la adoran.

Lo que inicialmente iba a ser una "tenencia compartida", hoy es un "cuando tengo que salir te la dejo" y el resto del tiempo está conmigo. Así esté volviendo de las clases o del gimnasio a las 10 de la noche, paso por lo de mi vieja y me la traigo. Adoro tenerla en casa, y cuando no está siento que está vacía.

Se adueñó del sillón, donde duerme casi todas las noches. Ya tiene su camita acomodada en un lugar que le gusta, destrozó el huesito que le compré para la mudanza y juega como una desaforada con el pobre peluchito que tiene hecho pedazos. Le encanta salir al patio por el comedor y entrar de nuevo por la cocina, es una manía que tiene. Incluso a veces estoy cocinando, y me aparece por atrás y me asusta si estoy distraída. Su horario se acomodó al mío y espera a que me despierte para salir a hacer pis (nunca antes de las 8:30), mientras que mi vieja la sacaba todos los días a las 6:30. Sí, lo sé, mi madre está loca. Cuando uno de los dos está jugando a la play, se nos acuesta al lado y apoya su cabecita en nuestro brazo. Y si estamos viendo una película, rompe las bolas hasta que le hacemos un lugarcito para acostarse ella también.

Es una divina esta pichicha. Y extrañaba mucho, pero mucho vivir con ella.

 
Acá en su camita, en pose de "no, yo no me robé esa chatita, apareció sola"