miércoles, 26 de junio de 2013

Delete

Hace unos días que estoy dele que dele armar borradores y termino borrando todo sin ni siquiera guardarlo.

Tengo tantas cosas en la cabeza, tantas situaciones que me están pasando que no sé del todo como reaccionar. En general lo primero que hago es ponerme mal (sí, soy una graciosa bárbara) y me deprimo pensando que no sé como salir de esas cosas que me molestaron, hasta que eventualmente se pasan pero dejan siempre piedritas que en algún momento volveré a pisar. Pero últimamente me estoy cansando de esa cosa de ver todo a través del papel oscuro que oscurece más todo, y siento algo muy extraño: una rara mezcla de amagar a estar triste e intentar mentalizarme en lo positivo. Por un momento quiere salir el "puchero" pero mi mente trata de enfocarse en esas cosas que me ponen feliz para no dejar que lo otro me agobie. Y se siente extraño, siempre fue la costumbre tirarse a lo triste, pero esta pelea interna por lo bueno y lo malo me marea y me deja medio agotada.

Había empezado un escrito sobre amistades, porque con el tiempo sigo notando que hay un filtro que va queriendo borrar personas que no me lo esperaba, y que debo admitir que me ha dolido. Si bien ahora pienso en esta gente y digo "bueh, hagan lo que quieran", el primer golpazo fue para sorprenderme y dejarme sin saber cómo reaccionar. Después borré todo porque me pareció una estupidez con 29 años venir a escribir sobre gente así, cosa que todos sabemos que existe, existió y va a seguir existiendo. No es que uno va creciendo y los amigos que se hizo en el camino no tienen fecha de expiración: la gente nunca va a dejar de sorprenderte. Para bien o para mal, nunca va a dejar de hacerlo. ¿Valía la pena sentarme a escribir sobre eso? No, la verdad que no.

Después empecé otro sobre gente fanática, porque hace un tiempo que estoy en un foro de vegetarianos/veganos (soy vegetariana hace casi dos años), donde me metí para aprender un poco más sobre alimentación, compartir recetas y experiencias, y demás. Lo que noto más que nada en ese lugar es que los que son veganos (que no sólo no comen nada de animal en absoluto sino que tampoco usan ropa que tenga algo que ver con un bicho, ni productos que testean, etc.) son una especie (la mayoría, no todos) de enfermito religioso que ataca sin pensar tanto a carnívoros como a vegetarianos, ya que éstos últimos aun algún derivado animal consumen. Me cansa tanto leer tanto odio, tanta mala onda, ni que fuera un foro de futboleros o gente política, donde es más normal (lamentablemente) ver este tipo de situaciones de pelea. Por ahí alguien pone una pregunta que no tiene nada que ver con nada y salta alguno a atacarlo con toda la mala onda posible. Pero, de nuevo, borré todo, porque me pareció que no valía la pena.

Ya no me acuerdo de qué eran los otros borradores que escribí, pero finalmente tuvieron el mismo destino: un suprimir siniestro. Estoy tratando de aprovechar esta especie de balanza que está queriendo tener mi mente, donde de un lado están las cosas que me joroban y en otro lado están las cosas que me alegran.

Quizá les parezca tonto, y los entiendo, pero para mi es muy nuevo y extraño esto de no tirar siempre para el lado negativo. Y creo que ESO es lo que realmente quería compartir. Que por fin mi mente quiere experimentar lo que se siente estar bien.

sábado, 22 de junio de 2013

Palazo a la infancia

Recuerdo que una de las cosas que más me gustaban de diciembre era la supuesta llegada de Papá Noel. En casa mis padres tenían esa costumbre de poner los regalos una vez que nos íbamos a dormir, y al otro día mi hermano y yo nos encontrábamos con los paquetitos al pie del árbol. Una de las navidades que más recuerdo fue una en que me regalaron la casita de Pinypon, y a mi hermano una torreta de Rambo que medía como 1 metro y estaba buenísima (sí, siempre fui medio marimacho. Obvio que jugué con la torreta).


¡¡Era esta!! Cuántos lindos recuerdos, parfavaaar.

La cuestión es que no recuerdo bien cómo empezó esta cosa de creer en el barbudo, pero era una felicidad enorme saber que llegaba. Otra cosa que me viene a la mente es un flasheo que tuvimos una vuelta con mi mejor amiga de la infancia, estábamos en su casa y de pronto decíamos que "podíamos escuchar el trineo de papá noel con sus renos". Hoy me acuerdo y pienso que éramos dos pelonchas, pero la verdad es que tengo la sensación de haberlo sentido.

Lo que sí recuerdo es cómo terminó esta ilusión, con alguna que otra.

Como mis viejos trabajaban todo el día, cuando empecé segundo grado tuvieron la recontra de mierda gran idea de cambiarme de escuela, a una de esas privadas de monjitas y otros adminículos católicos. Con mis escasos siete años, de pronto me encuentro en un lugar mucho más grande, más lejos de casa y con muchísima gente que no conocía. En eso, en las primeras semanas de clase, recuerdo claramente a una compañerita que se llamaba Eva (ahora que analizo el nombre resulta bastante irónico) que se me acerca y me dice:

Eva: "¿Vos crees en Papá Noel?"
Zoqueta: "Sí"
E: "Papá Noel son los padres"
Z: *cara de me estás arruinando la infancia*
E: "Y los nenes tampoco nacen de un repollo ni los trae la cigüeña. Tus papás hacen el amor"
Z: *cara de mi infancia quedó oficialmente arruinada*

No sé por qué estos días me venía acordando de ese momento clave en que parte de mi inocencia se fue al retrete, con las palabras de esta maldita criatura llamada Eva. Quien, de hecho, con el correr de los años demostraría ser un engendro de Satanás. Pero, en fin, hay cosas que no se van de la memoria, y el día que me dijeron que el barbudo no existía y que en algún momento podría tener la mala suerte de interrumpir a mis padres haciendo la chanchada, fue un día que jamás voy a olvidar.

PD: Finalmente llegó ese día en que interrumpí a mis padres. Ay yo y mis ganas de vomitar esa madrugada...qué inoportuna.

domingo, 16 de junio de 2013

Literario

A veces revisando libros encuentro cosas que me llaman la atención, y este fue el caso del libro que terminé de leer hace unos días. No suelo leer muchos policiales, cosa extraña puesto que las películas de ese género me encantan, así que decidí darle una oportunidad. El nombre me provocó mucha curiosidad, así como la descripción en la parte de atrás.

Adán trata la historia de un asesino en serie de mujeres conocido como "Eva", que realiza extraños asesinatos con cada llegada de luna nueva. Por otro lado está Daniel Clark, un psicólogo del FBI que está muy obsesionado con este asesino y no le pierde la pista, tratando de acercarse a él lo más posible para desentrañar el misterio de este asesino, que no deja huellas en sus lugares de ataque. Lo único que deja son unas pocas señales, que se repiten en todos los casos, con lo que pueden asociarlo a ciertas muertes que encuentran.
La verdad es que el libro está muy bueno, resulta rápido de leer y la historia es entretenida y atrapante. Quizá hubiera esperado que el final, cuando logramos entender cómo es el tema de los asesinatos, fuese distinto, porque termina teniendo un tono bastante religioso. Pero, de movida ya es religioso hasta con el nombre, y no parece ser un recurso de "se me acabaron las ideas, que termine el libro así y listo". Para nada. Es una buena historia con un buen cierre.
Algo que me gustó mucho en la forma de que está escrito, es que paralelamente a la novela que te va contando los avances (o no avances) de la policía por encontrar a este asesino del que no saben ni el nombre, hay páginas que simulan ser recortes de diario donde alguien escribe sobre la vida, la infancia y la adolescencia de Alex Price, un muchacho perturbado por un pasado complicado que se termina convirtiendo en un asesino en serie. O sea que mientras uno ya de movida sabe el nombre del asesino y va aprendiendo sobre su vida, va leyendo sobre la búsqueda del asesino y los motivos y formas en que mata a las mujeres. Algo muy interesante que no he visto en otros libros de este estilo.
Otra adición a la biblioteca que valió la pena comprar. Y ahora me dieron más ganas de leer libros de este género, así que no va a pasar mucho tiempo antes que agarre otro parecido.

Una frase elegida:
"Mientras los humanos utilicen la religión para destruir a otros, la religión es un enemigo"

Muy bueno señor Ted Dekker. Muy bueno.

viernes, 7 de junio de 2013

Discriminatorio

En el aeropuerto internacional de Buenos Aires te prohíben entrar al avión con pistolas, otras armas de fuego, y otras cosas más con las que no podés abordar.


¡Pero dejame entrar con mi ballesta por lo menos! ¡Ni flechas puedo subir!

Que gente maldita. ¡No hay derecho!

sábado, 1 de junio de 2013

Literario

Si hay cosa que como fanática de los libros y las buenas historias me gusta, es encontrar la primer joya de un escritor nuevo. Esto de encontrar la primera (o la primer saga en este caso) de un escritor que acaba de mostrarse al mundo, y que encima sorprende, tiene que ser de lo mejorcito que uno, como ávido lector, puede pedir.

Hace varios años me topé con el primer libro de la maravillosa saga de El Legado, de Christopher Paolini, cuando a mis manos llegó Eragon, una novela increíble que contaba la historia de un muchacho joven criado en una granja, a quien el destino le traería a sus pies un huevo de dragón, de donde nacería su entrañable amiga y compañera de increíbles aventuras: Saphira. En esta novela aparecen las historias de los jinetes de dragón y comienza la historia de estos dos, quienes luego, entre otras cosas, deberán enfrentarse a un rey déspota llamado Galbatorix, entre otros enemigos que cruzarán en su camino.

Con el correr de los libros (4 en total) la historia se fue enriqueciendo, las aventuras no pararon, aparecieron más dragones, se develaron secretos, y algo que me encantó fue poder vivir con mis propios ojos la madurez del escritor. Si bien ya de por sí la primer novela me pareció fabulosa, más si uno piensa que cuando empezó a escribirla tenía solo 15 años (un capo), resulta apasionante poder sentir como la historia misma va creciendo hasta llegar a esta última novela que hoy, finalmente, tuve el placer de terminar.

En este último libro por fin vamos a poder leer el ansiado enfrentamiento épico entre Eragon y Galbatorix, pasando por otras tantas batallas que los vardenos (grupo de rebeldes que luchan  contra la opresión del rey) librarán, y con varias sorpresas en cuanto a dragones se refiere. Acompañando la madurez de la historia se puede palpar claramente la madurez de Eragon, que pasó de ser el joven inexperto y tranquilo de la primer novela a un magnífico hombre, soldado y jinete, honrado y centrado.
La batalla final se resuelve de una manera tan buena, que realmente quedé sorprendida. Eso es algo que también me encantó de este libro: me sorprendió. Si bien el final-final es cantado desde el principio, cómo se llega a ese final es lo que me gustó mucho. Me atrapó de principio a fin, como todas las otras novelas, a las cuales no les puedo criticar nada. Las pocas cosas que quizá molestan un poco, como esa constante e innecesaria repetición de los nombres ("Eragon se acercó a ella y entonces Eragon le dijo, blablabla"), llegando al final ya casi ni se nota, y tampoco es algo que le podemos acusar al pibe porque sea un novato. ¿Cuántos escritores que llevan tantos libros en su haber siguen cometiendo esa pequeña estupidez? ¡Muchos!

Lamento en el alma la pobre adaptación que quisieron hacer de esta historia allá por el 2006, con una película que al final quedó para el olvido. No sólo se tomaron todas las libertades que quisieron en cuanto a la historia (y no me vengan con el sermón de que "las adaptaciones son así", eso no fue una adaptación, fue una bastardeada), sino también en cuanto a la pobre, pobrísima elección de actores. El actor que hizo de Eragon no se parece ni físicamente (ni mentalmente), y no quiero ni empezar a hablar de la muchacha que encarnó a la elfa Arya. Un DESASTRE mayúculo, que no tiene perdón. El único que safaba en esa película era Jeremy Irons en el papel de "Brom", el tío de Eragon y quien le enseña a ser jinete, pero no fue suficiente para salvar la película. Realmente es una pena porque la historia da para hacer algo increíble, pero no sé si en algún momento alguien tendrá en cuenta esta saga para una remake como la gente. ¡Ojalá!

En resumen: una saga increíble, bien contada, prolija, llena de personajes y ciudades de esas que están tan bien descritas que te las podés imaginar tranquilamente mientras las vas leyendo. ¿Sos fanático del género y todavía no los leíste? Te levantás ya mismo de la computadora y vas a tu librería amiga. No tiene desperdicio.